Lo bueno se comunica
"Viajar a Tierra Santa es tener la ocasión de estar en un lugar de gracia. Las dos veces que he venido ha sido un auténtico regalo y siempre me acordaba de mis amigos, de la gente que quiero y nunca había venido. Esta nueva oportunidad de estar en la tierra de Jesús no responde a una necesidad de organizar iniciativas con la parroquia sino al deseo de compartir lo bueno con los amigos". (Álvaro, sacerdote)
Abrir los ojos y el corazón
"Siempre he querido viajar a Tierra Santa. Algunos conocidos, compañeros de trabajo, me habían dicho que no estuviera tan ilusionada, que los Santos Lugares me iban a decepcionar porque ya no están como estaban originalmente, pero yo siempre respondía que éste era un viaje que iba a realizar con el corazón, no con los ojos.
Ahora, cuando acabo de volver, puedo confirmar que los Santos Lugares no sólo no me han decepcionado, sino que han colmado mi corazón con una sobreabundancia inimaginable, y lo mejor de todo es que no he tenido que imaginar nada. Al contrario, éste es un viaje que hay que hacer con los ojos bien abiertos, porque en Tierra Santa todo te habla de Cristo, hasta tal punto que puedo decir que esta peregrinación ha sido la ocasión de un encuentro tan extraordinario que ha exaltado todo mi afecto, mi entendimiento y mi libertad.
Verdaderamente me he encontrado con Jesucristo en las calles de Betania, no en casa de Lázaro, pero sí en la de Samar cuando visitábamos el Hogar Lázaro para niñas. Os contaré que he colgado en la oficina, al lado de mi ordenador, una foto que me hice con Samar, y he hablado a mis compañeros de trabajo de la obra que lleva a cabo esta mujer, y de cómo sus amigos la sostienen. Les pedí además que cada vez que me consultaran algo o me pidieran ayuda echaran 5 céntimos en un bote para el Hogar y mi sorpresa es que algunos lo hacen sistemáticamente, y llevamos recaudados unos 100 euros".
(María José, peregrina)
Un antes y un después
"No sé quién comentó durante el viaje que, a partir de esta peregrinación, miraríamos las cosas de otra manera; en mi caso, esta Semana Santa te puedo asegurar que ha sido distinta y en parte es gracias a vosotros, que pusisteis el medio para sentirnos tocados". (Gabriel, peregrino)
Pisando las huellas de Cristo
He vivido 8 intensos días pisando las huellas de Cristo, allí donde nació, vivió, hizo los milagros que aún sigue haciendo, murió para salvarnos y resucitó. Estos días me han servido para fortalecer mi fe.
Muchas veces, por circunstancias que me han tocado vivir, no entiendo lo que ocurre en la Iglesia pero aún así, como cuando estuvimos en la sinagoga y en la casa de Pedro, yo también puedo decir: "Señor, a dónde iré si sólo Tú tienes palabras que dan vida".
En estos días he pedido encontrarme a Cristo resucitado viendo a Samar, Sobhy y el Padre Artemio, nuestros nuevos amigos, por los que tenemos que pedir mucho por la labor que están haciendo.
Ahora estoy aquí y al leer el evangelio estoy saboreando mucho más los sitios que visitamos. Iré a otros viajes pero como éste ninguno. (Pepita, peregrina)